Las tardes de invierno tumbada en el suelo de madera dándome el sol en la cara, el sonido de las gigantescas ventanas del comedor cuando desaparecian tras los muros de piedra y el sofá quedaba integrado como parte del jardín, para poder ver tumbados la copa de los árboles y las estrella, las noches de verano.
Su olor a madera cuando abres la puerta, el calor de la chimenea recorriendo cada rincon de la casa, su frescor en verano, sus siestas en la piedra caliente, sus juegos de luces y sombras, el aire fresco que recorría de la cocina hasta el comedor, cerrando las puertas con un golpe ensordecedor. Mis noches en la cocina contando luciérnagas con mi abuela son algunos de mis recuerdos de infancia.
Tuve la suerte de haber crecido en una casa sostenible, pero no me di cuenta hasta que por mi profesión comencé a analizar y comprender la tipología de los espacios construidos. Mi abuelo, fue entre otras cosa pastor, ebanista, empresario y amante de las matemáticas y del diseño. Él construyó la casa donde yo crecí utilizando todos los criterios de construcción que hoy se conoce como ARQUITECTURA SOSTENIBLE y que yo intento aplicar cada día en mi trabajo.
La bioconstrución: Utilización de materiales naturales piedra, madera, ladrillos, pizarra para crear inercia térmica, estructuras ligeras, evitar los pilares ,espacios permeables…
Bioclimatismos: Control de la temperatura y la iluminación utilizando los recursos naturales como la ventilación y orientación, juego de vanos y muros cortinas combinado con viseras para controlar las entradas de luz.
Entorno vegetal: Mi abuelo rodeó la casa de vegetación, combinando diferentes especies frutales , arboles caducos y perennes , de lento y rápido crecimiento.
Todas estas cualidades hace que sea una casa con una demanda energética mínima y un confort térmico máximo. La casa fue construida en 1950 ,y recuerda por sus forma a las casas de estados unidos del estilo Mid Century